Deambulando a orillas de un extraño abismo,
caí en la transparencia de tus pupilas
sentí al tiempo derrumbarse a mis espalda.
oí deshacerse impávidas
las olas de la incertidumbre.
Y ahora tengo pájaros en la cabeza que cantan sin ser vistos,
y una mirada perdida que solo quiere
en tu boca estremecerse
y mis pasos dispersos
bailar en tu voz.
Debe ser el infinito
que guardas con el sol a media tarde
<amarillo refugio>
lejos de este mundo insípido e infame.
Aquí todo es piel y honestidad
un encuentro siempre original
de viejos arboles que se tocan con el viento.
Una aventura sin fin
hacia lo desconocido y lo invisible.
Donde la sombra baila sin máscara
y las murallas se disuelven
para que solo tus manos
puedan encontrarme.