en su cara se dibuja una mirada casi anónima y sin puerto.
caigo en un tobogán llena de vértigo comiéndome por dentro
parecen criaturas desprendidas danzando en un campo de flores violeta,
girando al rededor del tiempo y con el mundo a sus pies.
Pero nada importa ya...
porque el frío se ha mudado de estación y la maleza ya es ceniza y polvo acumulado en algún viejo estante de una lejana casa abandonada. De la que perdí mapa y pista.
.
( Pero sí estoy parada aquí.
en un pequeño lugar al fin de este mundo.
de un extenso territorio lleno de magia y sabiduría escondida en sus árboles y montañas, en su cielo que me alienta con las mas comestibles nubes que se posan sin pudor)
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